martes, 28 de abril de 2009

NoTiiCia

LA INTERVENCIÓN HUMANA EVITARÍA LA ERA GLACIAL
EL hombre influye en el clima desde hace 8 mil años.





En un artículo publicado en la revista “Scientific American” de marzo de 2005, el geólogo y ambientalista norteamericano William F. Ruddiman, profesor emérito de la Universidad de Virginia, reveló que los efectos de la actividad humana en la naturaleza y el clima serían anteriores a la era industrial y que gracias a los gases de invernadero generados por la agricultura nos estaríamos salvando de una era glaciar.


Ruddiman viene estudiando los cambios climáticos desde los años ’60, primero en los sedimentos oceánicos y últimamente en testigos de hielo extraídos en la Antártica y Groenlandia, que contienen hielo acumulado desde hace cientos de miles de años. El investigador logró rastrear los niveles de concentración de CO2 y metano en la atmósfera, hasta 400 mil años atrás.
Los niveles de ambos gases de invernadero en la atmósfera son controlados por la vegetación, mientras más vegetación más CO2 y más metano, lo que a su vez depende de la cantidad de luz solar que reciben las diferentes regiones de la Tierra. Esto está determinado por tres fenómenos astronómicos que afectan la órbita de nuestro planeta: la precesión de los equinoccios; las variaciones en la forma de la órbita terrestre y los cambios en el ángulo del eje de rotación de la Tierra. Un conjunto de parámetros que los meteorólogos llaman "forzantes naturales".


La precesión hace que el verano del hemisferio norte se acerque o aleje del Sol cada 11 mil años, favoreciendo períodos glaciares o interglaciares. Actualmente éste ocurre en el afelio, cuando la Tierra está 5 millones de kilómetros más lejos del Sol que en el perihelio, por lo que el hemisferio norte pasa por la época donde recibe menos radiación solar y debiéramos estar pasando por una época de bajas temperaturas.
El hemisferio norte regula el clima del planeta, debido a que allí se concentra la mayor parte de los continentes y estos absorben una mayor cantidad de radiación que el sur, donde encontramos principalmente agua, una conductora de la temperatura menos eficiente que las masas continentales.


Los otros fenómenos astronómicos, la excentricidad de la órbita y la posición del eje de rotación de la Tierra, no favorecen sin embargo una glaciación. El eje de la Tierra mantiene 23,44 grados de inclinación con el eje de su órbita, que está lejos de los 22,1 grados a los que puede llegar y que favorecerían una glaciación al recibirse menos radiación solar en las regiones altas de la Tierra y permitirían una mayor acumulación de nieve.

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